
Tomás Mazón (Alicante, 1975) es un ingeniero técnico de obras públicas que un día escuchó un podcast sobre la primera vuelta al mundo y tres años después es uno de los mayores especialistas sobre ese viaje. Converso con él sobre su página web (rutaelcano.com), sobre su nuevo libro (Elcano, viaje a la historia) y sobre cómo preparar unas buenas lentejas.
Aviso a navegantes: la parte de la entrevista entre líneas rojas contiene spoilers de los tres primeros volúmenes de Canción de hielo y fuego (y de las tres primeras temporadas de Juego de tronos).
Y todo esto porque una vez escuchaste un podcast.
Ahí empezó todo. Hace unos cuatro años escuché Memorias de un tambor y supe de la existencia del derrotero original que se escribió a bordo de la expedición, donde se contaba el camino que iban siguiendo. Tuve la curiosidad de buscar ese derrotero y empecé a darme cuenta de que esta gente era de un nivel muy superior al que yo tenía preconcebido sobre la gente que se embarcaba en este tipo de expediciones en el siglo XVI. Yo pensaba que eran unos buscavidas, gente que no tenía otra cosa que hacer, y todo lo contrario. Ahí me di cuenta de que eran gente muy capacitada técnicamente, eran grandes marinos, expertos en su oficio que eran seleccionados para ir en las expediciones. Todo esto empezó a hacer que me gustara mucho estudiar las fuentes históricas y ahí empecé a darme cuenta de más cosas. Al final lo que ha pasado es que ellos nunca me han defraudado. Siempre los he admirado cada vez más y más.
A partir de ese derrotero creaste un mapa del camino seguido por la expedición.
Lo primero que me enganchó fue el derrotero. La curiosidad que se despertó en mí fue la de saber cuál era la precisión que ellos conseguían obtener con la instrumentación tan básica con la que contaban. Me di cuenta de que era muy alta y eso me llamó muchísimo la atención. Desarrollar el mapa empezó siendo un entretenimiento sencillo cuando me sentaba al ordenador y al final se convirtió en una obsesión. Me di cuenta de que era posible completar el viaje de la vuelta al mundo y cada vez lo enriquecí más, añadiéndole texto. Me tiré tres meses para hacerlo trabajando en fines de semana.
En ese mapa sobrecoge ver el número de bajas que se van produciendo a lo largo del viaje.
Muchas veces se piensa que la travesía del Pacífico fue la peor, en el sentido de lo mal que lo pasaron, y en el mapa se ve que no es así. En el Pacífico murieron doce personas y luego bastantes más durante el paso de las Filipinas, gente que venía enferma y que no se consiguió recuperar. Pero hubo después travesías mucho peores, como la de Elcano desde las Molucas hasta España. Y mucho peor aún fue la de Gonzalo Gómez de Espinosa con la Trinidad al intentar volver hacia Panamá.
A partir de aquí montaste tu página web, que ha ido creciendo continuamente, y has dedicado prácticamente todo tu tiempo libre a este tema. ¿Cómo una persona que vive lejos de las comodidades del mundo académico y que llega cansada a su casa después de estar todo el día en la obra tiene tiempo para todo esto? Porque estás constantemente creando mapas y aportando nuevas investigaciones. Incluso has aprendido paleografía para leer manuscritos del siglo XVI.
Mi trabajo es muy esclavo. Es raro que termine de trabajar antes de las ocho de la tarde. Siempre trabajo fuera de casa y por lo general siempre estoy en hoteles. Entre semana, cuando llego al hotel me dedico a este tema y los fines de semana también. Ese es el tiempo que le puedo dedicar, no tengo otro. Pero como todo esto a mí me gusta y me sirve de asueto y de entretenimiento, a lo mejor mientras a otro le gusta ver la tele, yo estoy leyendo cosas de estas.
Tu fascinación por la historia de este viaje me hace pensar en esa canción de reggaetón que decía: “No es amor, lo que tú sientes se llama obsesión”. Y por eso te pregunto: ¿Qué tiene esta historia para que, a los 40 años, decidas dedicar tu vida a ella? ¿Por qué esta historia y no cualquier otra?
Son varios motivos. Un motivo es la admiración que me despierta la gente que iba allí, que es creciente cuanto más sé de ellos. Encontrar que fue en ellos en quienes se despertó la motivación para convertir el viaje de Magallanes a la Especiería en el de la primera vuelta al mundo es un matiz que enriquece la historia muchísimo. La historia por sí misma es muy rica. Hay mil y una aventuras y sucesos, todos matizables. Hay una riqueza de fuentes extraordinaria que también hace que, cuando uno busca conocer la verdad de cada episodio, las tendrás que leer y eso te ocupe mucho tiempo, pero es un tiempo disfrutado. Mientras todo esto lo hace uno, si además la gente se fija en ello, te anima y encuentras todos los días motivos por los que estar orgulloso y contento de lo que vas haciendo, pues todo se junta.
Esta es una historia de marineros y tu padre hizo el servicio militar en la Marina. ¿Crees que eso puede haber influido en tu interés por esta historia?
Probablemente sí. Siempre me ha atraído desde mi infancia ser marinero. Desde que de niño leí Un capitán de quince años, yo quería ser marinero. Luego cuando maduré no es algo que tuviera en la cabeza, pero ahora sí que me habría gustado.
Pero tú nunca has navegado, ¿no?
¡Qué va!
¿Hiciste la comunión vestido de capitán?
No, yo la hice de marinero raso.

Hablemos de Elcano, viaje a la historia. Este libro tiene una rara virtud y es que puede contentar a dos públicos muy distintos. Por un lado, es un excelente libro divulgativo, que hará disfrutar de la historia al lector común que no la conoce, pero, por otro lado, es un libro que también satisfará a los especialistas, ya que tiene un grandísimo rigor historiográfico.
He pretendido que fuera así. Al gran público desconocedor de la historia es a quien más me interesaba atrapar porque hace falta que la gente conozca la historia de la expedición. En cuanto eres consciente de lo que se hizo y de cómo se hizo, este viaje te engancha. Pero además de enganchar también he querido profundizar para que la gente que conoce la expedición encuentre detalles que puedan gustarle, porque el libro amplía la información que se cuenta en la historia común del viaje. Este viaje tiene una historia oficial entre comillas. Hay una narración estándar del viaje de la que, en cuanto te metes a profundizar, ves que te tienes que salir. A lo mejor hay veces en las que vuelves a esa rama general, pero las fuentes te tratan de sacar de ella. Y ahí es donde creo que alguien experto va a encontrar lo bonito del libro. Me ha interesado siempre el enfoque humano y que se den cuenta de la clase de gente que iba allí. Eso es lo que más me ha gustado. Darme cuenta de cómo era aquella gente es la faceta más bonita de la investigación.
Uno de los grandes atractivos de este libro es que, a través de los distintos testimonios de la época, haces hablar a los marineros de esos barcos. Es como si hicieras hablar a los personajes de una novela.
Siempre me ha gustado leer en las fuentes originales porque me aportan una gran riqueza y expresividad, con ese castellano recio de la época. Y ese gusto mío lo he trasladado al libro porque le da más veracidad. Creo que la mejor manera de contar una historia es que los propios que estuvieron allí te vayan contando lo que pasó con citas textuales. Como en esta historia tenemos tantas fuentes, qué mejor que usarlas para que sean ellos los que nos la cuenten. A mí me encanta leer propiamente a aquellos marinos.
Como he dicho antes, este libro tiene un gran rigor, pero hay muchas ocasiones en las que no puedes evitar manifestar tu admiración por esos hombres o tu tristeza por sus desgracias. Se nota que tienes una gran implicación personal con estos marineros y que hay momentos en los que no puedes contener la emoción por lo que estás contando.
Eso es un toque personal. Me alegra lo que me dices, que hayas percibido que mis emociones se traslucen en lo que estoy contando. Creo que no es lo que uno espera de un ensayo histórico riguroso, pero ocultar mi admiración por esta gente es algo a lo que renuncié hace ya tiempo.
Como dices al principio del libro: “Nadie les había pedido que dieran la vuelta al mundo.”
Ellos fueron en busca de las islas de la Especiería, que estaban al otro lado del mundo, a las que los portugueses ya estaban empezando a llegar. Uno de los que llegó era un amigo de Magallanes, que le escribió diciéndole: “Vente para acá, que aquí nos haremos ricos”. Como Magallanes discutió con su rey, pasó a Castilla y enseguida convenció al rey, el joven Carlos I, para acudir allí, pero diciéndole que lo haría a través del hemisferio occidental del mundo, a través de América, porque el mundo estaba repartido en dos mitades según el tratado de Tordesillas. Le dijo que el viaje no lo haría por la parte conocida del mundo, que era la portuguesa, sino por la parte desconocida, que era la castellana. Solo ese viaje merece colocar a Magallanes a la altura de la fama que tiene porque hay que ser muy audaz para buscar esto. Él iba a necesitar recorrer casi medio mundo de mapas en blanco, y el arrojo y la determinación que demostró fueron extraordinarios.
Magallanes le cuenta al rey el camino que va a seguir, pero se lo oculta a la tripulación, lo cual le crea bastantes problemas.
Esa visión se sale de la rama clásica de la historia del viaje, pero yo sostengo que Magallanes ocultó a los demás la intención del camino a seguir hacia la Especiería, que les dijo que irían por el cabo de Buena Esperanza, por el camino conocido. Quizá Magallanes no se fiaba de la gente que iba con él. Y ese fue en realidad el mayor error de Magallanes, pensar que él era el más audaz de todos los que había en ese grupo, cuando, después de que murió, fíjate la barbaridad que esa gente se impuso como nuevo objetivo: dar la vuelta al mundo. No se dio cuenta de que con él iba gente como él.
Solo por haber descubierto el estrecho de Magallanes, este ya sería un viaje histórico.
Solo descubrir ese paso, a la Corona española le había costado muchas expediciones. Llevaban casi veinte años tratando de conseguirlo. Las expediciones cada vez llegaban más al sur, pero aquello era difícil, y más todavía en las latitudes en las que se metió Magallanes porque el invierno era muy duro y necesitó hacer invernada en la Patagonia porque las condiciones climáticas eran ya muy fuertes. Solo por el descubrimiento del estrecho habría valido la pena la expedición. De hecho, así lo consideraron los de la nao San Antonio, que después de llegar al estrecho se volvieron a España y dijeron: “Esto ya merece que alguien lo cuente.”

Tras el paso del estrecho, se adentran en el océano Pacífico, donde pasan un hambre atroz.
Comen de todo porque la navegación dura un poco más de lo que esperaban y porque no habían podido zarpar del estrecho de Magallanes con provisiones suficientes. Se comen el serrín, las ratas, el cuero que tienen que dejar tres días remojándolo en agua de mar, un bizcocho lleno de gusanos… Lo pasaron mal. Un poco más y se comen las velas.
Aquí tenemos una de las principales aportaciones que haces a la historia de este viaje. En tu libro demuestras que la visión que tenía Magallanes del tamaño de la Tierra era mayor de la que se pensaba.
Por un texto atribuido a Magallanes antes de partir, inferimos cuál era el tamaño del mundo que él tenía preconcebido antes de hacer el viaje. Una vez hallado, nos damos cuenta de que la dimensión del océano Pacífico que él esperaba encontrar era muy grande. No tan grande como conocemos, pero al menos dos tercios de su anchura Magallanes sí sabía que se iba a encontrar. Hay otras fuentes que respaldan esto. Esteban Gómez, en el estrecho, decía que con comida solo para tres meses, si encontraran tormentas o calmas, perecerían todos en ese gran mar que se iban a encontrar. Hay que desmentir esa visión de que en aquel momento todavía prevalecía el dimensionamiento del mundo que le había valido a Colón para lanzarse al Atlántico. Colón se había lanzado al Atlántico argumentado que Asia no estaba muy lejos de Europa. Que él así lo creyera o que sus cálculos estuvieran trucados para convencer a los reyes es otra cuestión, pero ha prevalecido esa idea colombina de un mundo pequeño. Pero al examinar los documentos podemos determinar cuál era el tamaño que Magallanes daba al mundo antes de salir, que es un 13% menor del actual. Es una visión del mundo más pequeña, pero no tan pequeña como pensábamos que tenían.
Magallanes no logra llegar a la Especiería porque muere en una batalla en Mactán. Y aquí tenemos uno de los momentos álgidos de esta historia. La forma en que narras ese episodio es muy gráfica, hace que uno tenga la sensación de estar leyendo una novela de aventuras.
La parte de la muerte de Magallanes es muy rica. Tenemos muchísimas fuentes que nos hablan de ella. Esa parte de la historia siempre me ha gustado. Se la imagina uno muy bien, en esa playa con el agua por las rodillas, una multitud de gente contra ti, tú agobiado disparando tus arcabuces, que son lentos, y eso es lo único que mantiene a raya a tus enemigos, cuando baja la intensidad del disparo ellos se acercan y puedes morir… El momento de la muerte de Magallanes tuvo que ser difícil, y además con la opinión contraria de la mayoría de la gente que había allí, que pensaba que no tenían necesidad ninguna de estar haciendo eso, que ellos no habían ido allí a someter a nadie, que tenían que llegar a las islas de las especias y Magallanes se había empeñado en esa batalla que no lo llevaba a nada y en la que, como decía Ginés de Mafra, había mucho que perder y poco que ganar.
En realidad, si esto fuera una novela y uno no conociese el final de la historia, el lector se quedaría desconcertado porque de repente matan al personaje principal. Como cuando matan a Ned Stark en Juego de tronos y piensas: “Bueno, ¿y esto ahora cómo continúa?”
Es cierto, muere el protagonista porque todo pasaba por él. Ahí solo se hacía su voluntad.
Solo que después, como en Juego de tronos, va a aparecer un nuevo personaje fascinante, que en este caso es Elcano.
A la muerte de Magallanes se empiezan a erigir varios que encuentran cancha, pero incluso en ese momento aún no surge la figura de Elcano. Es un hombre discreto, que todavía no tiene ese peso entre los demás y que se va ganando su confianza poco a poco hasta que lo terminan poniendo en el puesto de capitán.
Después de la muerte de Magallanes, tenemos también un episodio que a los lectores de Juego de tronos les recordará a la Boda Roja.
Sí, ahí caen la mayoría de hombres principales. Cuando muere Magallanes, el rey de Cebú invita a una supuesta comida de desagravio a los hombres principales de la expedición. Aunque todos recelan, Duarte Barbosa, familiar de Magallanes, se empeña en que vayan y los terminan matando. Pero no solo eso, sino que la gente que está en las naos percibe el griterío, no sabe qué pasa y los indígenas traen al capitán Juan Serrano desnudo y maniatado a la orilla, pidiendo rescate por él. Juan Serrano les dice que los demás han muerto, entre ellos su propio hijo. Ahí estaba el hombre desnudo, herido, y les dan a los indígenas lo que pedían, pero no liberan a Juan Serrano. Aquel momento tuvo que ser muy amargo, el tener que marchar y dejar allí al capitán.
Aquí tenemos también un detalle muy novelesco. En Juego de tronos, cuando están en la boda, Catelyn Stark le toca el brazo a uno de los hombres y ve que lleva debajo la cota de malla, y ahí comprende lo que se avecina. Aquí también tenemos un hecho singular que le hace ver a uno de ellos la que se les viene encima.
Ahí fue muy astuto Juan Carvalho. Cuando se dirigía a ese convite, un indígena que había sufrido una enfermedad y se había curado milagrosamente, algo por lo que estaba muy agradecido a los castellanos, le pidió al sacerdote de la expedición que se metiera en su tienda. Esa es la cota de malla debajo del vestido de la que hablas. Juan Carvalho lo vio y sospechó que el indígena estaba queriendo proteger al sacerdote de algún mal que se les iba a avecinar a los demás
Ahí se dio cuenta de que los van a pasar a cuchillo.
Sí, y se volvió a la nao y acabó siendo el capitán.
Tras esto logran llegar a las islas de la Especiería y se aprovisionan de grandes cargamentos de clavo. Tengo que decirte que, después de leer tu libro, hacerme unas lentejas ya nunca ha sido lo mismo. Ahora cuando echo el clavo pienso: “Yo he comprado esto en el súper de la esquina y hubo unos tipos que se pasaron tres años en un barco, jugándose la vida cada día, para conseguir esto que a mí no me ha costado nada.”
¿Tú le echas clavo a las lentejas?
Sí, lo pincho en un trozo de cebolla y lo echo a la olla para darles sabor. Así es como las hace mi madre.
Mañana mismo tengo que tomarme unas lentejas con clavo. Yo lo que tengo es un montón de clavo en el despacho, que es como un ambientador y cuando entro parece la bodega de la nao. Es muy aromático y me sirve para evocar toda esta historia.
Tras cargar el clavo en las naos, llega el momento decisivo. La nao Trinidad tiene una vía de agua y decide volver por el Pacífico, mientras que Elcano decide volver en la nao Victoria por el Índico. Tú dices que esa decisión no tiene otra justificación que la de la gloria de ser los primeros en dar la vuelta al mundo.
Hay quien opina que el viaje de Elcano fue algo sobrevenido, que era continuar con el mismo viaje que ya traían. O que esa ruta era más corta, cómoda o segura, que era mejor viaje en definitiva que darse la vuelta por donde habían venido. También hay mucha gente que dice que Elcano volvió por la ruta conocida portuguesa. Todas esas interpretaciones restan mérito a la decisión, creo yo, verdadera de Elcano, que es optar por la ruta más arriesgada, pero que le iba a llevar al objetivo de dar la primera vuelta al mundo. Volver hacia América –no hacia el estrecho de Magallanes, sino a Panamá–, habría supuesto un atajo y tener ayuda a mitad de camino. Sin embargo, Elcano decide adentrarse en territorio rival e ir por la zona que pertenecía a Portugal según el Tratado de Tordesillas, lo que le obligaba a volver a España sin escalas. Solo este hecho de tener que atravesar medio mundo sin tocar tierra para evitar el riesgo de ser detectado y apresado por un navío portugués, le confiere un grado de épica impresionante y que en general no es comprendido.
Hacer ese viaje era una completa locura.
Es un viaje que él ya sabe que le puede llevar siete meses, y tenía una opción en la que podía esperar obtener ayuda a mitad de camino, que era la de Panamá. Hacer un viaje por un mar desconocido en la parte en la que él quiso adentrarse del océano Índico, en la que podía haberse encontrado cualquier cosa y tenía que navegar de noche pendiente de lo que tenía delante, supone que Elcano hizo todo esto con el fin de dar la vuelta al mundo. Tenía otras maneras de resolver la situación, pero que no lo hubieran llevado a este grado de épica y de entrar en la Historia. También podría haber vuelto por la India, tras esperar en las Molucas a que alternara el ciclo del monzón, a riesgo de ser apresado, sí, pero probablemente hubiera vivido pese a ello. El hecho de meterse en el Índico pretendiendo navegar hasta España en siete meses es una auténtica barbaridad. Si a día de hoy ese viaje es arriesgado para cualquier navío de vela, imagínate en aquella época con aquellos navíos tan rudimentarios. Los portugueses iban bordeando la costa africana, pero nadie se había adentrado por el Índico Sur en alta mar.

Uno de los grandes méritos de esta vuelta al mundo es que la dan por territorios desconocidos. No es lo mismo dar la vuelta al mundo sabiendo cómo es el mundo, que darla sin saber cómo es.
Más de la mitad del viaje navegan por donde nunca nadie antes se había hallado. Día a día están en la vanguardia del mundo conocido, lo están metiendo ellos en el mapa constantemente.
Cuando están remontando el Atlántico para volver a España, sucede algo que nos remite de nuevo a la literatura. Me estoy refiriendo a La vuelta al mundo en ochenta días. Phileas Fogg da la vuelta en el sentido inverso a Elcano y al final descubre que ha ganado un día. En este caso, les sucede lo contrario.
Aquí lo pierden. Pese a la intención de navegar a España, la gente se estaba muriendo de hambre y terminaron votando acudir a las islas de Cabo Verde a pedir ayuda a los portugueses que había allí. Al llegar descubren que los portugueses van un día adelantados. Al principio no lo entienden y creen que se han equivocado, pero al final comprenden que le han ido ganando terreno al sol todos los días.
Hay un detalle sorprendente, que se ve muy bien en la ruta que plasmas en el mapa, y es que cuando van a llegar a España, y están a punto de morirse de hambre, se desvían hacia el norte, a la altura de Galicia, pero no hacen escala allí, sino que ponen rumbo a Sanlúcar. Podrían haber hecho escala en el norte antes de llegar a Sanlúcar y eso no habría sido ningún desdoro a su gesta. Pero no lo hicieron.
El objetivo no era llegar a España como fuera, querían volver al punto de partida del viaje para que nadie dudara de que se había completado la primera vuelta al mundo. Estaban determinados desde hacía mucho tiempo a ese objetivo por honor.
Al llegar a España, Elcano le escribe una carta al rey, y en esa carta hay una frase que para ti es la clave de todo: Saberá tu Alta Magestad lo que en más avemos de estimar y tener es que hemos descubierto e redondeado toda la redondeza del mundo.
Es la clave porque en esa carta Elcano le cuenta al rey que han cumplido el objetivo de la expedición, pero después le dice que eso no es lo importante que ellos han hecho, sino que lo que más deben estimar es que han dado la vuelta al mundo. Esta es la gran frase de esta historia porque pone de relieve de manera evidente y rotunda cuál era el deseo de esos marinos cuando estaban tratando de conseguir volver y que cuantos esfuerzos hicieron para dar la vuelta al mundo merecían la pena para ellos.
A mí lo que me gusta de esa frase es precisamente lo mal escrita que está porque hay una repetición que es cacofónica (redondeado / redondeza), pero ahí está su encanto porque se ve que Elcano es un hombre de acción, que acaba de hacer un viaje de tres años jugándose la vida cada día y no está para florituras verbales.
Fíjate que cuando llegaron a Sanlúcar, que es donde escribió la carta, ni siquiera quiso detenerse allí. Todavía quiso continuar sin parar hasta Sevilla. Elcano era tremendo. Y esta forma tan ruda que tiene de escribir aquí es porque él en el fondo era un marino, con un dominio absoluto de su oficio, pero no del arte de las letras.
Porque si uno piensa en Neil Armstrong pronunciando su famosa frase al llegar a la luna, nos imaginamos que la llevaba ya preparada por un equipo de publicistas. Suena tan bien esa frase que le resta autenticidad. Pero la frase de Elcano es más auténtica. Suena mejor porque suena peor.
Es auténtica, esa es la palabra. Elcano era alguien auténtico. Tuvo que ser una persona muy especial. Además, esa carta al rey es muy descarada. Nadie escribía al rey directamente. El hecho de escribir la carta demuestra que Elcano estaba muy seguro de sí mismo y de que lo que le iba a contar al rey lo iba a recibir bien. Además trata de tú al rey, lo cual es muy sorprendente.
Esto me recuerda una anécdota que le escuché a Fernando Savater, que dijo que de joven conoció en México a Octavio Paz, que era alguien al que todos reverenciaban. Y él estaba tan tranquilo hablando con él y todos lo miraban sorprendidos, y cuando acabó le preguntaron: “¿Has tratado de tú a Octavio Paz?”. Y él dijo: “Ah, no sé, los vascos tratamos de tú a todo el mundo.”
Algo de eso puede haber porque Elcano era guipuzcoano, de Guetaria.
Antes he mencionado a Neil Armstrong. ¿Crees que el viaje a la luna y el viaje de Elcano son comparables?
Para mí el de la luna no se le acerca a este porque los riesgos no son comparables. Era fácil que un astronauta muriera porque cualquier cosa podía fallar, pero eso mismo pasaba todos los días a bordo de las naos. En el viaje a la luna, el problema estaba en salirse un milímetro de lo planificado, mientras que en este eras tú quien tenías que construir la historia porque te encontrabas un mapa nuevo delante de ti constantemente. Ambos son hitos de la historia de la humanidad. En eso sí son comparables, pero la audacia y la valentía necesarias para este viaje, buscando siempre el “y ahora más”, y llegar a ese punto extremo de decidir dar la vuelta al mundo y conseguirlo, aporta una riqueza a esta historia que la del viaje a la luna nunca podrá tener.
En ambos casos tenemos a dos potencias rivales enfrentadas.
En eso se parecen mucho, una rivalidad entre las dos principales potencias del momento que hace que haya una carrera por conseguir un objetivo. Entonces los reinos de España y Portugal eran los principales sin discusión en cuanto a capacidad marinera y de exploración. Llevaban ya lanzados desde años atrás en una carrera por ganar cada vez nuevos territorios y este viaje es la punta de lanza de toda aquella época.
Un día te llamaron desde Lisboa y era el Jefe del Estado Mayor de la Armada portuguesa que te invitaba a que fueras a comer con él.
Ese hombre tuvo la grandísima amabilidad de invitarme a comer al cuartel general de la Armada portuguesa para interesarse por mi trabajo de investigación y difusión de la primera vuelta al mundo. No hablamos de la polémica surgida aquí en España por la implicación de Portugal en la conmemoración. Él hablaba de las cosas que se consiguieron juntos en aquella época. Estaba orgulloso evidentemente de la Marina portuguesa, pero trataba esto en el sentido de lo que se consiguió hacer entre unos y otros, que es una historia común que nos une, y no bajo la visión de aquella rivalidad que entonces imperaba. Fue una persona amabilísima y fue un honor estar allí con él.
Es un gesto de nobleza por parte de ese hombre porque él es el sucesor de aquella Armada portuguesa que intentó impedir la primera vuelta al mundo. Es como si el jefe de la agencia espacial rusa invitara a comer a alguien que tiene una web sobre Neil Armstrong.
Así lo veo yo exactamente. ¿No crees que sería muy bonito y todo el mundo entendería que, dentro de quinientos años, a las conmemoraciones por la llegada a la luna se uniera Rusia? Yo creo que sería lo que todo el mundo esperaría. España y Portugal tenemos una relación de hermandad. ¿Por qué no podemos conmemorar esto juntos y poner en valor, ya no solo el viaje de la primera vuelta al mundo, sino toda aquella época en la que ambos reinos dieron todo de sí para la humanidad? Porque al final de todo esto se ha beneficiado la humanidad entera.
En ambos casos fue la rivalidad de uno con el otro lo que hacía que cada uno tuviera que superarse.
Y aprovecharse de las ventajas que cada cual iba ganando. Cosa que en este viaje ocurre en especial con la presencia de Magallanes, persona que ya había estado en Asia en su juventud, que conocía todo lo que había que conocer sobre los descubrimientos portugueses, y que en un momento dado decide venir a España y el rey aprovecha todo ese bagaje de conocimientos para ponerlo a su servicio. Y como él hubo muchos portugueses que terminaron viniendo aquí y se incorporaron como vasallos del rey de España con toda naturalidad.

Tu vida ha dado un vuelco desde que creaste aquel primer mapa de la expedición. Ahora te llaman de todas partes para dar conferencias, has aparecido en numerosos medios de comunicación, tienes miles de seguidores en Twitter. ¿Elcano te ha cambiado la vida?
Sí, mucho. Lo que más valoro es las personas que ahora conozco y antes no. A mí me ha enriquecido todo esto con muchas y grandes amistades, y con la percepción del cariño de mucha gente. Uno de los momentos más especiales fue cuando di una conferencia en el Archivo General de Indias y estuve luego con los asistentes recorriendo la exposición de “El viaje más largo”. Ahí sentí que después de ese día podía apagar todo esto, que yo había cumplido, que no podía aspirar a nada mejor. La sensación de culminación fue enorme.
¿Cuáles son tus próximos proyectos?
No hay nada en firme, pero esto me ha gustado de un modo en el que creo que no tengo vuelta atrás. Continuar con ello implica seguir investigando, no ya este viaje, sino los posteriores, en especial los de la exploración del Pacífico, que son de una riqueza inabarcable. Como ves no me aparto del camino que he tomado, sino que trato de continuarlo hasta que no sabe uno dónde acaba.
Que los vientos te sean propicios.
Esperemos que no tenga ni encalmadas ni grandes tormentas, que sea una navegación más o menos tranquila y controlada. Que navegar sea disfrutar.
Bien, bien, bien….magnífica entrevista. Admirar tanto, al entrevistador y al entrevistado, es un valor añadido que me deleita. Enhorabuena.
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Excelente historia a través de la entrevista el libro debe ser bueno…gracias…
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